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Salvia o Salvia officinalis

La salvia o Salvia officinalis es una especie herbácea perteneciente a la familia de las lamiáceas y nativa de la región mediterránea.

Es una planta perenne, aromática que puede alcanzar hasta los 70 centímetros de altura. La salvia es una planta de la que utilizamos la hoja desecada. Los principios activos más importantes de la hoja de la salvia son el aceite esencial, los derivados del ácido hidroxicinámico y los diterpenos fenólicos de sabor amargo.

Salvia (Salvia officinalis)

Descripción

Se trata de una planta perenne y aromática que puede llegar a alcanzar hasta los 70 centímetros de altura. Sus tallos erectos y pubescentes y sus hojas son pecioladas, oblongas y ovales. En ocasiones pueden ser lanceoladas y con la nervadura bien marcada. En cuanto a sus flores son de un color blanco tirando a violáceas y crecen en racimos.

Origen y etimología

La salvia es nativa de la región mediterránea, y suele darse en sitios rocosos y herbazales secos, desde el nivel del mar hasta zonas montañosas. Tiene preferencia por los terrenos poco productivos o poco fértiles y, en España, predomina la variedad lavandulifolia. Aunque su origen se encuentra en la Europa mediterránea, actualmente se ha naturalizado en muchos lugares del mundo. Tiene una larga tradición tanto de usos medicinales como culinarios y durante los últimos tiempos se utiliza también como ornamental en los jardines. Además, en la cultura popular se ha creído que esta planta servía para alejar el mal, para sanar las mordeduras de serpientes o aumentar la fertilidad de las mujeres. 

En la historia, Teofrasto escribió sobre dos salvias diferentes. Una se refería a un arbusto salvaje la llamó sphakos, mientras que la otra era una planta cultivada similar a la que llamó elelisphakos. Plinio el Viejo también se refirió a esta última planta como salvia y constató que se utilizaba como un diurético, un anestésico local para la piel y un astringente.

Propiedades

La salvia cuenta con una amplia variedad de propiedades medicinales, por lo que suele cultivarse como planta medicinal. Se considera antisudorífica, hipoglucemiante, emenagoga, estimulante, antiespasmódica, astringente y antiséptica. Además, suele administrarse por vía oral, en infusión o masticada y sobre todo es muy valorada en la medicina tradicional como apoyo en el tratamiento de enfermedades del tracto respiratorio, gastrointestinales, de la boca y de la piel. 

Particularmente sus hojas poseen una acción antibacteriana y antifúngica debida, principalmente, al aceite esencial que contienen. También poseen una acción antiviral por los diterpenos. Sus preparados tienen una potente actividad antioxidante y antinflamatoria a la cual contribuyen sus constituyentes fenólicos, tanto el carnosol como, especialmente, el ácido rosmarínico. Según la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la ESCOP, está indicada en el tratamiento sintomático de inflamaciones de la cavidad bucal y la garganta, tales como la estomatitis, la gingivitis y la faringitis, así como en caso de hiperhidrosis. Además, la EMA contempla el empleo de los preparados de hoja de salvia en el tratamiento sintomático de trastornos digestivos leves, como acidez o distensión abdominal y en el caso de pequeñas inflamaciones cutáneas.

Aceite esencial de salvia

Este aceite esencial proviene de las partes aéreas de la Salvia officinalis como las hojas. Este aceite esencial suele extraerse por destilación de vapor de agua y, como todos los aceites esenciales, es intensamente aromático, no graso, volátil y ligero. Es insolubles en agua, ligeramente soluble en ácido acético y completamente soluble en alcohol, grasas, ceras y aceites vegetales. Se debe tener en cuenta que se oxida fácilmente al contacto con el aire.

Es interesante tener en cuenta que el aceite esencial de esta planta cambia su composición de acuerdo a la época del año, la naturaleza del suelo y estado de la planta. Entre su amplia variedad de componentes, entre los que debemos destacar los monoterpénicos y sesquiterpenos, se encuentran también otros como: canfeno, limoneno, terpinoleno, linalol, aromadendreno, manol, sabineno, alcanfor, humuleno, pinenos α y β, β-ocimenos (E y Z), α-copaeno, β-bourboneno,  acetatos de linalilo y bornilo,  terpinen-4-ol, terpinenos α y γ, α-humuleno, δ-cadineno, óxido de cariofileno,  felandrenos α y β,  p-cimen-8-ol, cariofileno, acetato de α-terpililo, p-cimeno, borneol, isoborneol, tricicleno, sabinol, acetato de isobornilo, acetato de sabinilo, α-gurjuneno, alo-aromadendreno, viridiflorol, α-tuyeno, tuyonas α y β, óxido de humuleno, cadinoles α y δ, salvenos cis y trans, mirceno, β-cubeneno, farneseno, carvona, fencona, α-malieno, β-copaeno y calameneno.

Además, entre sus compuestos cabe destacar el alfa-thuyonas y el beta-thuyonas. La tujona, thuyona o thujona es una sustancia que está presente en los aceites  esenciales de algunas plantas, principalmente en el ajenjo, aunque la el aceite de salvia también contiene esta sustancia. Está químicamente relacionada con el alcanfor y posee una acción analéptica y convulsivante. Además, actúa sobre los receptores del ácido gamma-aminobutírico o GABA en el cerebro.  

En cuanto a sus propiedades cabe destacar que este aceite tiene propiedades antimicrobianas, antinflamatorias y antioxidantes que pueden ser beneficiosas tanto para el sistema renal y los riñones, como para el sistema digestivo. Sus compuestos, como el ácido rosmarínico, el cineol o el borneol, pueden ayudar a reducir la inflamación y combatir posibles infecciones, contribuyendo así a la salud renal y digestiva. La salvia también puede tener efectos antiespasmódicos que contribuyen a aliviar los cólicos y los espasmos intestinales.

Productos que contienen salvia

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