Angélica, Angelica archangelica
La angélica o angelica archangelica es una planta denominada así por la creencia popular de que esta planta fue un regalo del arcángel Gabriel por sus propiedades medicinales, por este motivo también se le conoce como “hierba del Espíritu Santo”. Angelica archangelica crece salvaje en la mayor parte de los países del norte, Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia. Se cultiva en Francia, principalmente en Marais Poitevin en la comarca de Niort, del departamento de Deux-Sèvres.
Morfología
La angélica es una hierba bienal de hojas grandes que puede llega a medir dos metros de altura. Posee una raíz gruesa que al ser cortada libera un zumo de color amarillo y de textura lechosa con un olor aromático muy característico. Posee flores blancas muy ramificadas, esta planta florece a partir del mes de abril y se encuentra sobre todo en Europa.
Se cultiva por sembrado a finales de agosto en la zona mediterránea. No suele florecer el primer año de cultivo, sino al segundo y alrededor del mes de abril. Se recolecta la raíz de la planta o angelicae radix, cuando está en pleno desarrollo justo antes de florecer y se corta longitudinalmente en varios trozos para dejarla secar al aire. Los frutos de la planta se recogen cuando están bien maduros.
Propiedades
La angélica o Angelica archangelica se usa en trastornos dispépticos como espasmos gastrointestinales leves, digestiones lentas, flatulencia, sensación de plenitud, pérdida de apetito, anorexia, bronquitis (ESCOP). La Comisión E indica el empleo de la raíz de angélica en los problemas digestivos citados y reconoce las siguientes acciones farmacológicas: estimulante de las secreciones gástricas, espasmolítico y colagogo.
Popularmente, se utiliza también para combatir la ansiedad, insomnio, jaquecas y dismenorreas. En la Medicina Ayurvédica las raíces de angélica se emplean para trastornos del SNC, especialmente en el tratamiento de la epilepsia.
